Las Flores de Bach, también llamadas esencias florales de Bach, son la denominación genérica y comercial de un conjunto de preparados artesanales no farmacológicos, símil-homeopáticos, elaborados a partir de una maceración en agua de flores maduras  de diversas especies vegetales silvestres o naturalizadas de la región de Gales y la Inglaterra contigua, diluidas en un medio conservante.

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La terapeuta, en base a un encuentro de diálogo de 60 minutos con el paciente, tiene la capacidad de escoger aquellas flores que poseen la vibración necesaria para equilibrar las emociones que desencadenan la(s) patología(s) física(s) o emocional(es). ​ El preparado resultante, consiste en un líquido energizado que agita las fibras emocionales y renueva la energía corporal. Esta revigorización de las fuerzas permite un proceso de limpieza y purificación de las emociones que repercute en un estado de alegría, vigor y salud.

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La terapia floral en consecuencia trata al individuo y no a la enfermedad ni a sus síntomas. No sólo considera el estado de salud de la persona, sino también, su estado de ánimo, su personalidad y su modo de enfrentarse a las adversidades. No preguntamos qué tiene el enfermo, sino por qué enfermó. Lo relevante, más que el síntoma, es la causa que lo produce, y averiguando el motivo, la esencia floral logra conducir a la paz, actitud y estabilidad interna que permite vivir una vida plena.

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​El nombre genérico «flores de Bach» hace referencia a su creador, Edward Bach (1886-1936), un médico y homeópata inglés que inventó estos 38 preparados y desarrolló su utilización en una modalidad terapéutica. El Dr. Edward Bach incursionó en diferentes ramas de la medicina, primero como médico clínico y cirujano, luego en la inmunología desempeñándose como bacteriólogo y patólogo y posteriormente ejerciendo la homeopatía, ramas que pueden repartirse en dos terrenos, el de la terapéutica y el filosófico.

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Según el Dr. Bach, el uso de las flores de Bach está destinado a aliviar desequilibrios psicoemocionales y de carácter (tales como miedo, impaciencia, angustia, incertidumbre, ira, confusión, intolerancia, timidez, entre otros), para influir o prevenir padecimientos físicos y psíquicos. Básicamente, su teoría plantea que las enfermedades físicas tienen un origen emocional, y que si los conflictos emocionales subsisten por mucho tiempo, la enfermedad del cuerpo empieza a aparecer. Sin embargo, al restaurar el equilibrio emocional se resuelve la enfermedad física. Fue de esta forma que desarrolló la Terapia de las Emociones.

 

“Bach concibió el uso de sus remedios basándose en la hipótesis de que las enfermedades son consecuencia de trastornos o desequilibrios de la dimensión emocional-mental de la personalidad producto de un conflicto Alma-Personalidad".

 

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No. Las esencias florales no son principios activos: es decir que no hay una molécula (un grupo de átomos) con una acción específica, como  sucede con la ingesta de fármacos o productos fitoterápicos  de la medicina tradicional. Las Flores de Bach por el contrario, aportan un mensaje no físico, sino energético y vibracional, siendo catalizadores de una información preexistente en nuestro interior. Son más bien desobstructoras de una comunicación (“conflicto o desarmonía entre el alma y la personalidad”) que, de alguna manera, ha quedado bloqueada.  Ellas remedian; no anestesian; sanan, no alivian. 

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La Organización Mundial de la Salud (OMS) reconoce desde 1976 a las esencias florales como un método natural de salud, inocuo y preventivo dentro del apartado de terapias individualizadas. No importa la edad ni otros tratamientos en curso, porque al ser absolutamente naturales, las esencias florales no poseen  contraindicaciones.

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En el caso de enfermedades autoinmunes avanzadas, es importante considerar la terapia floral como medicina complementaria a la medicina tradicional debido a su capacidad de influir positivamente en los  estados de ánimo y restablecer el equilibrio emocional. En los casos de procesos incurables aportan sosiego y paz interior a quien padece la enfermedad.

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Los animales tienen emociones propias,  y al igual que los niños y niñas, absorben las emociones de su entorno. Las esencias florales permiten equilibrarlas y mejorar así, su  comportamiento y conducta. 

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